En Volaris, supuestamente de bajo costo, lo barato sale caro, especialmente por los malos ratos que te hacen pasar.
Primero, es mejor sacar su ticket de abordar en el quiosco “inteligente”, porque de no hacerlo tendrá que pagar una absurda cantidad, pero eso si es que funciona correctamente el quiosco, en algunos aeropuertos ni encienden y en otros el sistema manda “errores”.
Si ese es el caso, tómale una foto a la pantalla que será el justificante para que no le cobren los ciento cincuenta dólares por imprimir un pedacito de papel, inútil además, pues todo puede ser digital.
Luego de pasar por el dilema del quiosco y no haber podido imprimir uno de los dos pases de abordar, el empleado del mostrador puede decirte que no pagaste por el asiento y que por eso no se ha podido imprimir tu pase de abordar; y cerrar con lo siguiente: «el vuelo está totalmente lleno».
Luego viene el abordaje, ese que según ellos hacen por grupos, todo tan mal organizado y lento que no hay grupos ni filas que se respeten. Por altavoz te piden llevar en mano el pase de abordar y tu identificación a la vista, misma que al final no te piden, pues ante la prisa por abordar a todos, el que recoge los pases solo los escanea, sin revisar la identificación.
Una vez abordo, nuevas sorpresas con Volaris, los flamantes nuevos asientos de piel marca recaro, no reclinan. Aunque lleves tu computadora en el avión, te costará mucho usarla, pues el teclado lo tendrás casi en el ombligo.
Si tienes suerte hay un menú, para poder pedir algo pagado, por supuesto, que haya menú o no es lo de menos, pues en Volaris nunca hay en existencia en el avión, lo que pomposamente figura en los menús con foto y todo, así que mejor le preguntas a la sobrecargo que hay.
Sacan su maquinita, te cobran, te traen lo que quieren, que por supuesto está feo y frío.
Las líneas aéreas, a veces son tan absurdas que generan molestias, disgustos superlativos y gastos injustificados. ¿Cómo se explica eso con respecto a la Calidad en el Servicio Turístico y Gestión de las Emociones?
Yuniet Blanco Salas